Bilbao, País Vasco, 16 de julio del 2023.— La cooperativa Lorra, centro de gestión agrícola y ganadero de Bizkaia, colabora en un proyecto de desarrollo agrario en el Perú que desarrolla la Fundación FISC y está financiado por la Dirección de Igualdad y Cooperación del Departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia.

El proyecto pone el foco en las mujeres de la comunidad de Urinsaya, población ubicada en la región de Cusco, al sur del país, con el objetivo de fortalecer sus capacidades de actuación política, mejorar su autonomía económica y promover la gobernanza del agua.

En este marco de actuación, el equipo técnico de Lorra Koop asesora a las mujeres campesinas de la asociación ‘Warmikuna Tikarisun’, que significa en quechua ‘las mujeres prosperamos’. La asociación está promoviendo en su territorio el cultivo agroecológico de setas y hortalizas en invernaderos, desde un enfoque de economía solidaria y autogestionada, para posteriormente, colocar sus productos en los mercados locales.

A través de encuentros telemáticos, el centro de gestión vizcaíno comparte sus experiencias sobre los beneficios del asociacionismo en el ámbito agrícola, que conoce de primera mano como referente en el primer sector de Bizkaia. También expone las buenas prácticas de producción y comercialización que se están llevando a cabo en el territorio: la importancia de los circuitos cortos de producción, las estrategias de lucha contra las plagas, la resiliencia frente al impacto del cambio climático, etc.

El primer encuentro de estas características se celebró en el mes de abril y estuvo marcado por el interés de las comuneras peruanas por el desarrollo de nuevas prácticas agrícolas que les permitan enriquecer sus conocimientos. La reunión contó con la proyección de videos relativos a los temas tratados, seleccionados por el equipo de Lorra, y fue muy interactiva, con numerosas preguntas e intervenciones por ambas partes.

La experiencia puso de relieve la fuerte conexión existente entre lo local y lo global y el interés por seguir desarrollando reuniones similares, contemplando la posibilidad de que en el futuro se puedan realizar presencialmente para poder conocer sobre el propio terreno las explotaciones agrícolas de Bizkaia y a sus baserritarras.

Fuente: Redacción y difusión – Spb_ servicios periodísticos Bilbao

El rol inclusivo del cooperativismo (Nota de Redacción)

Como editor de su periódico digital IT/USERS®, me siento impulsado a hablar de un fenómeno que se ha mostrado como uno de los catalizadores más potentes para el desarrollo socioeconómico: el cooperativismo. En un mundo cada vez más interconectado, donde las fronteras se desdibujan y las tecnologías de la información permiten estrechar distancias, es fundamental comprender cómo este modelo puede ir más allá de su entorno inmediato y lograr cooperación internacional.

El cooperativismo nace en el siglo XIX como respuesta a la injusticia social y la desigualdad causadas por la Revolución Industrial. Es un movimiento socioeconómico que promueve la creación de organizaciones democráticas, autónomas y voluntarias, donde las decisiones se toman de manera consensuada y los beneficios se reparten equitativamente entre los miembros. A través de los años, este modelo se ha expandido y adaptado a diferentes ámbitos y contextos, desde la producción agrícola hasta la vivienda, la educación y las finanzas.

Hoy, en el siglo XXI, el cooperativismo tiene un rol protagónico en la globalización, trazando puentes entre comunidades geográficamente distantes y culturalmente diversas. Un ejemplo de esto podría ser una cooperativa de Bilbao, Vizcaya, trabajando en conjunto con una comunidad en Urinsaya, Cusco, Perú.

En esta colaboración, la tecnología desempeña un papel crucial, permitiendo compartir información, recursos, conocimientos y experiencias en tiempo real. La cooperativa de Bilbao podría brindar formación en tecnologías avanzadas, mientras que la comunidad de Urinsaya podría compartir sus técnicas tradicionales de agricultura sostenible, creando un intercambio de habilidades y conocimientos que beneficia a ambas partes.

Además, el cooperativismo, al promover la equidad y la justicia social, también contribuye a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Cooperativas de distintos países pueden trabajar juntas para combatir la pobreza, reducir las desigualdades, promover la educación, el trabajo decente y el crecimiento económico, entre otros.

Estas colaboraciones internacionales tienen un enorme potencial para generar un impacto positivo en las comunidades y las economías locales. Sin embargo, requieren un marco regulatorio adecuado, políticas de apoyo, financiamiento y capacitación, y, por supuesto, la voluntad de cooperar, aprender y compartir.

El cooperativismo, en su esencia, nos recuerda que no estamos solos, que juntos somos más fuertes y que, a pesar de nuestras diferencias, todos compartimos una misma meta: un mundo más justo, equitativo y sostenible. Es un llamado a la colaboración y la solidaridad, a la empatía y el respeto, a la inclusión y la diversidad, valores que son fundamentales en el mundo de hoy.

En este sentido, el cooperativismo no es solo un modelo económico; es una filosofía de una vida productiva, una manera de ver y transformar positivamente el mundo. Es una prueba fehaciente de que sí es posible crear organizaciones y sociedades más justas y equitativas, donde todas las voces sean escuchadas y todos los esfuerzos sean reconocidos.

Y es una invitación a soñar y construir juntos un futuro mejor, desde Bilbao hasta Urinsaya, y más allá.

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