Tito Petronio nos platica acerca del coloso digital que enfrentó la volatilidad de Wall Street entre dudas sobre la rentabilidad de su apuesta por la Súper Inteligencia Artificial.
Lima, Perú, 2 de noviembre de 2025.— Las campanas de Wall Street resonaron con ecos de vértigo. En una sola sesión, las acciones de Meta Platforms se desplomaron más del 12 %, borrando casi 200 000 millones de dólares en valor bursátil.
Los inversores vieron cómo el símbolo “META” se teñía de rojo, castigado por un cóctel de impuestos sorpresivos, gastos colosales en Inteligencia Artificial, sin resultados a la vista, y un entorno regulatorio asfixiante.
Zuckerberg había prometido “la superinteligencia personal”, pero el mercado, siempre impaciente, preguntó: ¿para cuándo y a qué precio?
Tito Petronio, viajero del tiempo me saluda
— ¡Salve, Escribidor!— me dijo, emergiendo mi amigo, viajero del tiempo, como una suerte de resplandor que olía a una mezcla de incienso romano, ozono y data centers—. He visto imperios caer por menos: Roma, Babilonia… ahora Silicon Valley tambalea. ¿Acaso el oráculo bursátil anuncia el fin de los dioses de la IA?, me preguntó al oído.
—No lo sé, amado Tito Petronio, le respondí—. Según algunos informes de los especialistas de la bolsa, los ingresos de Meta subieron 26 % interanual, pero las ganancias por acción se desplomaron 82 %, a apenas 1,05 dólares. Un golpe seco al orgullo de su creador.
— ¿Y el motivo? —preguntó, arqueando una depilada ceja romana. Respondí: — «Se trata de números fríos. Una nueva carga tributaria: la “One Big Beautiful Bill Act” de Donald Trump. 15 900 millones de dólares en impuestos diferidos, más una deuda autoimpuesta de 25 000 millones para financiar la carrera de la IA»— informé a mi amigo en el tiempo.
— ¡Ah, la hibris de los ingenieros! —musitó Tito—. Hasta los dioses y arúspices de la fortuna se estremecen cuando un hombre sueña con super inteligencias.
Los números bajo la niebla
Meta proyecta a corto o mediano plazo un gasto de capital (capex) de 70 000 a 72 000 millones USD en 2025 (+36 % trimestral). En el interín, la Federal Trade Commision reanudó el juicio antimonopolio que amenaza con separar Instagram y WhatsApp; y la Unión Europea le impuso multas de 200 millones de euros por violar la Ley de Mercados Digitales.
El patrimonio de Zuckerberg cayó 35 000 millones USD en un día y descendió al quinto lugar, entre los hombres más ricos del mundo. El Nasdaq retrocedió, contagiado por el pánico; las “Magníficas Siete” de la Tecnología se replegaron, y la IA —ese nuevo Sol bursátil empezó a mostrar eclipses.»—
—«Escribidor, me interrumpió Tito Petronio—, ¿no te parece que los mercados se parecen a las multitudes romanas? Eufóricos cuando llega el oro, feroces cuando falta el pan.»— Yo le respondí, —»no hay nada nuevo bajo el sol, viejo amigo, la Bolsa también exige sacrificios: el de la paciencia y quizá el de la razón.»—
El otro rostro del imperio
«Mientras el dinero arde, la base de usuarios de Facebook envejece. Los jóvenes emigraron a TikTok, a Instagram, a universos más efímeros. La ahora antigua red social se convierte en un álbum familiar de los boomers, donde millones comparten, sus estampitas cristianas, oraciones y parabienes, recuerdos congelados, nietos sonrientes y viajes… sin pensar en la huella digital que dejarán cuando el tiempo los llame.» le comenté con gravedad.
—»¿Y qué ocurrirá de aquí a veinticinco años, Escribidor?, nada es para siempre.»— me espetó secamente, Tito Petronio. Yo, con todo lo que he visto, le respondí: — «Quizá, amado amigo, millones de perfiles pertenezcan a almas ya silenciosas. Sus fotos, sus palabras, sus ‘Likes’ serán los fósiles de una era digital.»—Y me dijo como un augur romano: —»Entonces los arqueólogos del futuro excavarán en snapshots de servidores, no en arena.»—
Entre la euforia y la resaca
Le continúo informando de la actualidad: «El mercado parece preguntar si Meta está comprando el futuro o hipotecándolo. A corto plazo, los analistas prevén volatilidad: soporte técnico en 650 USD, posible caída hasta 467 USD si no se recupera la confianza. A mediano plazo, los optimistas sostienen que la inversión ‘front-loaded’ en IA podría multiplicar ingresos x5 cuando la superinteligencia personal madure. La carrera no terminó; apenas cambió de ritmo.
Epílogo de El Escribidor
Sintiendo ya su partida le dije: —»Amado Tito Petronio, cada imperio cae por una mezcla de arrogancia y fe ciega en su propia invulnerabilidad. —»Y cada caída deja ruinas fértiles»— contestó él. De ellas brotan nuevas ideas, nuevas vidas.»—
Decidí cerrar mi block de notas digital. Imaginaba las luces de Wall Street titilando como luciérnagas cansadas. El futuro, tal vez, sigue siendo el mercado… pero también una enseñanza: que la tecnología recuerde su propósito humano, antes de seguir avanzando.
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