Expertos advierten sobre el impacto emocional de la exclusión digital durante las vacaciones de Navidad

Madrid, España, 18 de diciembre de 2025.— Casi en la antesala de las vacaciones de Navidad, muchos adolescentes experimentan el temor de quedarse fuera de chats grupales y planes digitales, una situación que puede afectar de forma significativa su bienestar emocional. La exclusión de conversaciones, bromas y referencias compartidas en entornos digitales no siempre es visible, pero puede generar una sensación de aislamiento social comparable a la exclusión presencial.

Especialistas de Qustodio, plataforma líder en seguridad online y bienestar digital, advierten que este fenómeno se intensifica durante los periodos vacacionales, cuando desaparece el contacto cotidiano del colegio y gran parte de la vida social se traslada al entorno digital.

La exclusión digital como forma silenciosa de rechazo

Quedarse fuera de un grupo de WhatsApp o no ser incluido en un plan puede parecer un problema menor, pero para muchos jóvenes supone una verdadera pérdida de pertenencia. En especial, los menores de entre 12 y 16 años son los más vulnerables, ya que en esta etapa el sentimiento de integración al grupo resulta clave para su desarrollo emocional.

Según Gloria R. Ben, psicóloga experta de Qustodio, “es durante esta etapa cuando el sentimiento de pertenencia al grupo es clave y gran parte de la vida social se traslada al entorno digital”, por lo que quedar fuera puede vivirse como una forma de invisibilidad frente a los compañeros.

Efectos emocionales y sociales en los jóvenes

La exclusión digital puede generar consecuencias tanto a nivel emocional como social. En el plano personal, es habitual que aparezcan inseguridad, frustración y sensación de rechazo. En el ámbito social, se suma la pérdida de información compartida, la exclusión de decisiones cotidianas y la desconexión progresiva del grupo.

En muchos casos, no existe una causa concreta detrás de esta dinámica, sino que responde a conflictos previos, jerarquías de popularidad o dinámicas grupales. Para quienes la sufren, no comprender los motivos puede derivar en culpa, cuestionamientos personales y la sensación de no encajar.

Los expertos advierten que la normalización de estas prácticas “puede convertirse en la antesala de formas más evidentes de ciberacoso, donde el rechazo deja de ser pasivo y pasa a ser explícito”.

Señales de alerta para las familias

La exclusión digital suele ser silenciosa y pasar desapercibida para muchas familias. No obstante, existen señales que pueden indicar que un menor está atravesando esta situación, como cambios bruscos de humor, irritabilidad, tristeza persistente o apatía.

También pueden observarse comportamientos contradictorios con el uso del móvil: desde una revisión constante del teléfono en busca de mensajes, hasta el rechazo total al uso del dispositivo. A nivel social, puede manifestarse un mayor aislamiento, menor interés por actividades habituales o falta de motivación para relacionarse con otros.

Acompañamiento familiar y escucha activa

Desde Qustodio subrayan la importancia de no minimizar estas experiencias, ya que su impacto emocional puede ser tan relevante como el de una exclusión cara a cara. Prácticas como la escucha activa sin juicios, la validación emocional y evitar frases que resten importancia a lo que sienten los adolescentes son fundamentales para que se sientan acompañados.

El acompañamiento familiar resulta clave para fomentar relaciones saludables en el entorno digital, especialmente en fechas sensibles como las vacaciones de Navidad.

Educación digital y el rol del ejemplo adulto

La educación digital se presenta como un pilar esencial para prevenir y abordar estas dinámicas. Enseñar a convivir en los entornos digitales implica comprender que lo que ocurre en Internet tiene un impacto real en las personas.

En este proceso, el ejemplo de los adultos es determinante. Mostrar un uso equilibrado del móvil, respetar los tiempos de desconexión, cuidar el lenguaje en redes sociales y dar valor a las relaciones presenciales transmite mensajes claros a los adolescentes.

Además, dotar a los menores de herramientas prácticas para gestionar estas situaciones —como establecer límites de uso, reforzar vínculos fuera del entorno digital o relativizar la centralidad de los chats grupales— contribuye a reducir la ansiedad asociada al silencio digital y a promover un uso más saludable y empático de la tecnología.

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